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historia

A finales de la década de 1940, el Sr. Fernando Araya Fernández, piloto aviador de profesión, aterriza en la costa de Punta Mala al acudir en rescate de una familia enferma que debía ser trasladada de emergencia a San José.

 

Es en esta ocasión en la que conoce Punta Mala, de la cual inmediatamente se enamora. Poco a poco fue adquiriendo terrenos, mediante la compra a vecinos de la región, y es así como logra consolidar una gran propiedad a la cual dedicó gran parte de su vida y su trabajo.

 

En un principio, el único medio de transporte para visitar Punta Mala desde San José era en avioneta o a caballo. No existía un camino de acceso hacia el Pacífico Central. Con el pasar de los años se desarrollaron trochas para comunicar esta zona con San José. Don Fernando y su familia tardaban a veces hasta 24 horas desde San José para llegar hasta la finca, cruzando barriales, montañas, ríos y quebradas.

 

Muñeco, como le decían a don Fernando, empezó a trabajar arduamente la propiedad para dedicarla a la ganadería, complementándola con ciertos cultivos agrícolas como el arroz.

 

Para inicios del año 1970, don Fernando realiza que existe una gran disminución en la flora y fauna del país y dada la gran cantidad de vida marina y terrestre en Punta Mala, don Fernando, su señora y sus hijos, se interesan por la conservación y protección de la naturaleza en especial la tortuga Lora.

Es alrededor del año 1980 cuando por su cuenta la familia, contrata a un biólogo y junto con sus demás empleados empiezan a estudiar y cuidar las tortugas y demás animales que llegaban y vivían en Punta Mala.

 

Muchos conflictos se generaron con estas ideas pues el área era constantemente visitada por saqueadores de nidos de tortuga para llevarse sus huevos, pues tenían y tienen una gran demanda.

 

De esta manera inicia la historia de este hermoso lugar llamado Punta Mala!

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